Por Robert López
Cuando hablamos de obras que han marcado la historia de la literatura, “La Divina Comedia” del escritor italiano Dante Alighieri ocupa un lugar especial. Este poema, escrito entre los siglos XIII y XIV, no solo es el corazón de la literatura italiana, sino también una de las más importantes de la literatura universal. Más allá de su antigüedad, todavía nos habla de temas muy humanos como el pecado, la redención, el amor y la búsqueda del sentido.
¿De qué trata esta obra?
Dante nos cuenta un viaje imaginario que él mismo realiza a través de tres mundos del más allá: el Infierno, el Purgatorio y el Paraíso. No va solo, lo acompañan dos guías muy especiales. Virgilio, símbolo de la razón, lo guía al Infierno y al Purgatorio; mientras que Beatriz, que representa la fe y el amor divino, lo guía por el Paraíso.
El viaje comienza cuando Dante se pierde en una “selva oscura”, imagen que representa un momento de crisis, de confusión espiritual. A partir de ahí, inicia una aventura que es al mismo tiempo un recorrido físico y una transformación del alma.
¿Por qué se llama “Divina Comedia”?
En un inicio, Dante simplemente la llamó Comedia, porque según las normas clásicas, una tragedia terminaba mal y una comedia, bien. Su obra termina de forma esperanzadora, por eso la clasificó así. Años después, el escritor y humanista Giovanni Boccaccio le añadió el adjetivo “divina”, por la grandeza de su contenido y porque el poema canta sobre la relación del ser humano con lo divino.
Una estructura pensada hasta el último detalle
La obra tiene tres partes: Infierno, Purgatorio y Paraíso. Cada parte está dividida en 33 cantos, y al principio hay uno más que sirve de introducción, lo que da un total de 100 cantos. Cada canto está escrito en estrofas de tres versos, en un tipo de rima que el mismo Dante inventó y se llama terza rima (terceto encadenado).
Además, toda la obra está llena de símbolos. Por ejemplo, el número tres se repite muchas veces, porque representa la Santísima Trinidad. También hay referencias a la ciencia, la filosofía, la astronomía, la religión, e incluso a la política de su tiempo.
Las tres etapas del viaje de Dante
Infierno
Es un lugar oscuro y doloroso, dividido en nueve círculos donde los pecadores sufren castigos eternos, según la gravedad de sus pecados. Aquí, Dante encuentra a personajes históricos, mitológicos y hasta enemigos suyos. Algunos pasajes conmueven profundamente, como la historia de los amantes Paolo y Francesca, o la del conde Ugolino.
En el último círculo, helado y aterrador, está Lucifer, masticando con sus tres bocas a los mayores traidores, entre ellos Judas Iscariote. Al salir de ahí, Dante vuelve a ver las estrellas, símbolo de esperanza.
Purgatorio
Este mundo es como una montaña que se sube escalón por escalón. A diferencia del Infierno, aquí las almas se purifican. Aunque sufren, tienen esperanza porque saben que un día entrarán al Paraíso. Dante va limpiando sus culpas, guiado por ángeles y acompañado por poetas y almas arrepentidas. Al final, se reencuentra con Beatriz.
Paraíso
En este último tramo del viaje, Dante, ya libre de pecado, asciende junto a Beatriz por distintos cielos que representan diferentes grados de cercanía a Dios. Aquí se hablan temas más complejos como la fe, la esperanza y la caridad. El poeta ve a los santos, a María, y finalmente a Dios, que aparece como una luz infinita y amorosa que mueve el universo.
¿Por qué sigue siendo tan importante?
La Divina Comedia no es solo un poema religioso. Es una obra que resume todo el conocimiento de su época: desde la filosofía hasta la ciencia, desde la religión hasta el arte. Además, Dante la escribió en su lengua materna, el toscano, que luego dio origen al italiano moderno.
Muchos artistas han ilustrado este viaje espiritual, desde Botticelli hasta Salvador Dalí. También ha inspirado traducciones, películas, libros y obras musicales. Su mensaje, aunque nació hace más de 700 años, sigue tocando el corazón de quienes la leen.
Una obra que todavía nos da una enseñanza
Dante escribió este poema no solo para hablar de Dios, sino también del ser humano. Nos muestra que, aunque caigamos en lo más profundo del error o del dolor, siempre hay una salida. Y esa salida está en el amor, la fe y el conocimiento. Por eso, La Divina Comedia es mucho más que un libro antiguo: es una invitación a mirar dentro de nosotros mismos y seguir caminando, sin perder de vista las estrellas.