
El legado de Peabody
Por H. P. Lovecraft y August Derleth I No conocí a mi bisabuelo, Asaph Peabody, a pesar que tenía ya cinco años cuando él murió en su vieja y vasta propiedad al noroeste de Wilbraham, Massachusetts. Recuerdo vagamente que en mi niñez estuve allí, en la época en que el viejo estaba enfermo; mi padre y mi madre subieron a su habitación, pero yo me quedé abajo, con la niñera, y nunca le vi. Decían que era rico, pero las riquezas con el tiempo pasan, puesto que incluso la piedra es mortal, y cierta…