No sé si alguna vez existió ese mundo
Flotando a la deriva en las aguas del tiempo.
A menudo lo he visto con su bruma púrpura,
Parpadeando en el abismo de algún sueño vago:
Sus torres extrañas, insólitos ríos,
Laberintos gigantes, luminosas cavernas,
Y cielos enmarañados, como esos que tiemblan,
Ansiosos, al presagio infernal de la noche.
Sus pantanos llegan a la costa desolada
Donde se retuercen aves inmensas;
Y en la cima ventosa
Un pueblo antiguo yergue sus blancos campanarios
Cuyos tañidos vespertinos aún oigo.
No sé qué tierra es ésa… no me atrevo
A indagar cuándo, ni por qué fui o iré hacia ella.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Todos los comentarios son revisados antes de su publicación por el administrador.