Allan Poe y una misteriosa mujer: Helen
Toda esta historia se forma en torno al poema «A Helen», conocido también en español como «A Elena», un impactante poema de amor que Poe escribió en 1848 para una edición de la revista Union Magazine y que más tarde aparecería en una antología del autor en 1850. ¿Pero quién era esta misteriosa mujer de la que Allan Poe estuvo cautivado?
La vida de un escritor está marcada por amores y desamores, muchos reales y algunos otros ficticios. El caso de Poe ha sido analizado por muchos estudiosos de su obra y la hipótesis más fuerte recae en la figura de Sarah Helen Whitman, una profunda admiradora del escritor y que pronto se convertiría en uno de sus amores furtivos.
Sarah Helen Whitman admiraba fervientemente a Allan Poe como escritor y figura de la época y siempre que podía se daba una escapada a presenciar sus conferencias y charlas, donde este hacía gala de esa imaginación superdotada. En una de esas tantas ocasiones, pudo conocer personalmente al escritor de «El corazón delator» gracias a la mediación de una amiga. Ese primer flechazo se dio en el jardín de rosas de una vieja casona.
El clima era perfecto para que florezca una atracción y un sentimiento. Idea que no fue ajena a la realidad, pues ambos tenían algo en común: el amor por los libros. Desde entonces, los dos se entregaron a una historia de amor especial, turbulenta, por momentos esquiva, pero profunda y sincera. Edgar Allan Poe era un tipo sensible, tenía capacidad de darlo todo por amor, de escribir con el corazón en la mano; pero era incapaz de enamorarse. La pérdida de su amada esposa Virginia Clemm había roto el corazón del escritor para siempre.
El famoso poema de Edgar Allan Poe a Helen
Hay poemas o frases que se unen para pasar a la inmortalidad. La historia del poema de Poe a Helen comienza cuando en una fiesta de San Valentín, la joven Sarah Helen Whitman fue invitada a recitar un poema que ella había escrito; «A Edgar Allan Poe» se titulaba. Sarah leyó el poema en público; el auditorio quedó encantado. Sin embargo, su fuente de inspiración, Poe, no se encontraba entre los asistentes, pero eso no impidió que recibiese la noticia con mucho entusiasmo.
Por eso, a modo de agradecimiento, el poeta Edgar Allan Poe le escribió a la joven una carta anónima que contenía un bello poema titulado: «A Helen». Grande fue su sorpresa cuando no recibió respuesta de parte de su musa. Es por eso que en un segundo intento decidió firmar la carta y el poema.
La relación entre estos dos amantes fue apasionada y misteriosa. Y este poema sirve también para conocer cómo fue el primer encuentro entre ambos en aquel jardín de rosas convertido en historia...
A Helen
Helen, tu belleza es para mí como esas barcas
niceanas de otro tiempo que sobre una mar
profunda llevaban dulcemente al viajero, cansado,
hacia su ribera natal.
Largo tiempo habituado a errar sobre mares
desesperados, tu cabellera de jacinto, tu clásico
perfil, tus cantos de náyade me han transportado
al corazón de aquella gloria que fue la
Grecia, de aquella grandeza que fue Roma.
¡Oh! allá abajo, en la espléndida abertura
de esa ventana, como eres parecida a una estatua,
de pie, tu lámpara de ágata en la mano.
¡Oh Psiquis, tú que me has llegado de esas regiones
que son la Tierra Bendita!
Espero que les haya gustado este poema y la historia entre Poe y Helen, cargada de amor, misterio y admiración. ¡Hasta la próxima!
Fuente: El espejo gótico
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